Anàlisis
martes, 31 de marzo de 2015
31/03/2015 - ¿Por qué yo?
lunes, 30 de marzo de 2015
30/03/2015 - ¡Es hermoso!
domingo, 29 de marzo de 2015
29/03/2015 - ¿Quién eres?
sábado, 28 de marzo de 2015
28/03/2015 - Árboles del sendero
viernes, 27 de marzo de 2015
27/03/2015 - Efectos de sala
jueves, 26 de marzo de 2015
26/03/2015 - La decisión definitiva
miércoles, 25 de marzo de 2015
25/03/2015 - El reloj perfecto
martes, 24 de marzo de 2015
24/03/2015 - Confianza absoluta
lunes, 23 de marzo de 2015
23/03/2015 - Reflector
domingo, 22 de marzo de 2015
22/03/2015 - La familia de la fe
sábado, 21 de marzo de 2015
21/03/2015 - Misericordia y justicia
viernes, 20 de marzo de 2015
20/03/2015 - Regalo de esperanza
jueves, 19 de marzo de 2015
19/03/2015 - Este es mi lugar
miércoles, 18 de marzo de 2015
18/03/2015 - Atajos peligrosos
martes, 17 de marzo de 2015
17/03/2015 - Visitantes inoportunos
lunes, 16 de marzo de 2015
16/03/2015 - Un buen nombre
domingo, 15 de marzo de 2015
15/03/2015 - Dios escucha
sábado, 14 de marzo de 2015
14/03/2015 - El intermediario
viernes, 13 de marzo de 2015
13/03/2015 - Espejos
13/03/2015
Espejos
Lectura: Filipenses 2:1-5
La biblia en un año: Deuteronomio 20-22;Marcos 13:21-37
Cuando Moisés reunió a los hijos de Israel para comenzar a trabajar en el tabernáculo (Éxodo 35–39), llamó a Bezaleel, un talentoso artesano, para que ayudara a fabricar el mobiliario. Se les pidió a ciertas mujeres que llevaran sus hermosos espejos de bronce para hacer la fuente de ese mismo metal que él estaba construyendo (38:8). Ellas los donaron para ayudar a preparar un lugar donde habitaría la presencia de Dios.
¿Donar nuestros espejos? Para la mayoría, sería difícil hacerlo. No es algo que se nos pida que hagamos, pero me hace pensar que un exceso de escrutinio y autocrítica puede ser desconcertante. Tal vez nos lleve a ocupar nuestra mente demasiado en nosotros mismos e ignorar bastante a los demás.
Cuando podamos olvidarnos rápidamente de nuestro rostro y recordar que Dios nos ama tal cual somos (con todas nuestras imperfecciones), entonces podremos empezar a no mirar «cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:4).
Agustín dijo que nos perdemos al amarnos a nosotros mismos, pero que nos encontramos cuando amamos a los demás. Dicho de otra manera, el secreto para hallar la felicidad no es tener el rostro perfecto, sino entregar el corazón, la vida y a nosotros mismos con amor.
jueves, 12 de marzo de 2015
12/03/2015 - ¡Pásame los binoculares!
miércoles, 11 de marzo de 2015
11/03/2015 - Acceso ilimitado
martes, 10 de marzo de 2015
10/03/2015 - Encuentro inesperado
lunes, 9 de marzo de 2015
09/03/2015 - Puerta para gatos
domingo, 8 de marzo de 2015
08/03/2015 - Buscar la santidad
sábado, 7 de marzo de 2015
07/03/2015 - Poder para sobrevivir
El deber del Atalaya
Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya, y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo, cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza. El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere librará su vida. Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya. A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida. (Ezequiel 33:1-9 RVR1960)
Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. (Romanos 10:8-17 RVR1960)